SALIDA

Mención Honrosa

Mientras llovía, como en las películas, fui a su casa para decirle que terminábamos. A esa hora la Alameda está vacía y las calles se pueden cruzar sin esperar la luz verde, así que me fui caminando. Me detuve frente a la pequeña puerta roja del edificio donde él vivía desde hacía poco. Estaba abierto y el cuidador dormía profundamente. Para calmar mi respiración esperé antes de tocar el timbre. Al final del pasillo un extraño titilar me llamó la atención. La ventana sucia dejaba ver el neón medio quemado del supermercado que alumbraba verde y rojo la calle mojada.

María Victoria Ojeda, 28 años,
Independencia .