SOLEDAD DE LAVANDERÍA

Tercer Lugar

Aquí no hay sistema de reserva ni espacio para dudar, lo que importa es llegar primero. Voy a secar mi ropa y de paso mirar por la ventana. Piso 27, subo de madrugada para evitar a otros. La lavandería está cargada de humedad y huele raro, hay manchas en la pared y ruidosos ciclos de lavado y secado estremecen mis oídos; nada de eso importa. Yo prefiero estar aquí, es menos pretencioso que los miradores con sus enamorados y atardeceres. Yo prefiero esta ventana, solo ante la noche entre el ruido, la humedad y las luces titilantes de la ciudad.

Paulo Roberto Correa Vargas, 33 años,
Santiago.

Ilustración: Manuel Galindo.