Mención Honrosa
Aquí llega el metro, atestado de gente como todas las mañanas. Escojo con la mirada desde el andén a mi víctima, mientras repaso mentalmente el plan. Se abren las puertas. El último en bajar es un hombre todavía somnoliento. Mi víctima, digo para mis adentros. Él me mira de reojo y entonces ataco: Hola, ¿cómo está?, le digo, mientras subo y avanzo por el carro. Él gira. Las puertas se cierran y veo con satisfacción su cara de incertidumbre. Pobre hombre, pensará todo el día quién lo saludó, y yo, no puedo esperar hasta mañana a mi siguiente víctima.
Michel Montecinos, 23 años,
Recoleta .