Mejor Relato del Futuro
En la urbe gris, bajo el yugo del gobierno que racionaba el aire, una familia resistía. El pequeño enfermó. La abuela, con ojos empañados, decidió entregar sus últimos filtros para salvarlo. Sus manos arrugadas ajustaban la máscara sobre el rostro del pequeño. Un golpe seco en la puerta los congeló. Eran ellos. Se la llevaron. Impotentes vieron cómo se alejaban. El pequeño agonizaba. En un acto de rebeldía y amor la madre rompió los filtros, liberando el aire puro. Un soplo de vida llenó los pulmones del niño. En la oscuridad, el amor era la última luz que les quedaba.
Bárbara Carvajal Sáez, 30 años, Quilpué.
Ilustración: Pato Vera R.