Mención Honrosa
El gato la acompañaba siempre junto al canasto de los tejidos. La siesta la hacía sobre las faldas de la anciana. Sólo la abandonaba para ir a realizar sus necesidades fuera de la antigua casa. Una tarde la mujer mayor dejó de respirar. El gato tomó su lugar y, ya que había adquirido por años el buen oficio de tejer, continuó con un trenzado ovoidal y un trapecio zigzag en la parte delantera del chaleco.
Max Valdés , 44 años,
Quilicura .