FRANCOTIRADOR

Mención Honrosa

Si el del Santa Lucía hubiera alcanzado a disparar, la bala se habría colado por la puerta del balcón, alcanzándome entre ceja y ceja, y yo habría caído de espaldas y derramado sobre la alfombra mi cubalibre. Pero aquí estoy, encendiendo un cigarrillo. “Mejor tomemos distancia por un tiempo”, me dice mi chica mientras se abrocha el sostén, sentada al borde de la cama. Levanto una ceja y dejo salir el humo mientras vuelvo la vista a la ventana. No hay un alma en la calle. Las luces del restaurante chino son un accidente en la quietud de Santiago.

Marcos Vergara, 58 años,
Providencia .

Ilustración: Patricio Otniel.