TARDE AL CIRCO

Tercer Lugar

Un payaso harapiento caminaba por la berma en el sentido contrario de la autopista. En su mano llevaba un bidón y tenía las manos manchadas con grasa. Su cara pintada de blanco hacía resaltar una nariz roja y grande. Desde la ventana de un auto un niño lo vio pasar. Esa noche no pudo dormir. Se quedó pensando qué le hacían a los payasos si llegaban tarde al circo.

Rodrigo Fernández, 23 años,
Vitacura .