RHOVAN

Segundo Lugar

Rhovan llevaba veinte años en la Machasa. Las máquinas no callaban nunca y el reloj marcaba horas que no le pertenecían. En la cantina, un viejo hablaba de lugares donde el viento no traía órdenes y los días no se medían en turnos. Esa noche, Rhovan salió sin despedirse. La ciudad no lo detuvo, la empresa no preguntó. Caminó hasta que el humo quedó atrás y el suelo dejó de ser gris. Se quitó los zapatos. La hierba estaba fría, el aire liviano. Miró sus manos vacías por primera vez. Y sonrió como si recordara algo olvidado.

Vicente Bustos Rubio, 16 años, Las Condes.

Ilustración: @fcaviveros.art