OTOÑO DE 2010

Mención Honrosa

Finalmente decidió dejarse caer y terminar con su vida. Fui el único testigo, aunque hubo muchos que pasaron indiferentes. Su cuerpo aún jovial y frágil parecía oscilar en el vacío, como si quisiera regalarse tiempo para pensar en los suyos o tal vez en aquellos días llenos de luz. Inesperadamente, cayó al suelo. Entonces el sepulturero y su escoba la arrastraron sin compasión y la depositaron allí, junto a las demás. Sin duda era la más bella. Por eso la tomé con delicadeza, la puse entre las páginas de mi libro y la llevé conmigo.

Angélica Fariña, 44 años,
Providencia .