LOS MONOS DE BAQUEDANO MANIPULAN LA MENTE

Mención Honrosa

Nos bajamos en el andén, tú pensando en llegar y yo en el momento en que nos despediríamos. Ese día pensaba dejarte, no por falta de amor, sino por miedo. Sí, ese miedo que me perseguía desde que cumplimos dos meses. Sonó el timbre y llegamos a Baquedano. Una llamada me salvó de tus cariños, esos que seguramente me harían arrepentir. Te reíste de las caras de los monos que hay en las paredes. “No tienen concepto”, dijiste. Yo sólo me reí. Me reí de mí, de cómo en estos años me volviste dependiente y ya no era capaz de dejarte.

Marietta Bravo, 19 años,
La Florida.