Mención Honrosa
Sabíamos que los de la mesa del lado eran militares retirados. No todos, sólo los que hablaban más incoherencias sobre glorias pasadas. Pidieron banderas y chupallas como cotillón y se pararon a hacer el trencito engalanados como si fueran las Fiestas Patrias. Era inquietante ver sus rostros borrachos, oír sus risotadas, verlos bailar usando servilletas como pañuelos. Se dieron una vuelta completa por el comedor del hotel bailando, volvieron a sentarse y pidieron otra botella de vino. Ganaron el premio a la mesa más alegre y yo sentí que por unos minutos hubo un golpecito de Estado en el matrimonio.
Natalia Muñoz Castillo, 30 años,
Santiago.