FAROS AMARILLOS

Tercer Lugar

Llevo calcetines amarillos para poder seguir mis pasos. Mis zapatos corren tras unos bototos que desaparecen al virar la esquina. Entonces mi zapato derecho golpea fuertemente el piso, patea una piedrita y el otro zapato dibuja un semicírculo. Ambos vacilan un momento, pero se coordinan hacia una banca. El zapato izquierdo se mantiene del taco a la punta aferrado al suelo, el derecho se balancea en el aire. De pronto salta a tierra y juntos emprenden una nueva carrera. Siempre compiten por cuál va primero. No es fácil convivir con este tipo de calzado. Por eso lo de los calcetines.

Karin Weinreich, 31 años,
Ñuñoa.