DIEZ HORAS DE FELICIDAD

Segundo Lugar

Es casi medianoche y sé que estás con tus amigos celebrando la noticia. Abrirás este correo, calculo que dentro de diez horas. Perdóname. No puedo. No soy fuerte ni tengo el entusiasmo que tú tienes. Mañana, cuando leas estas palabras estaré en camino a la clínica. Naty se ofreció a acompañarme; comprenderás que no puedo ir sola. Quiero morir de la pena. Supongo que mañana estaré mejor. La decisión está tomada. Te pido que cuando grites y quieras estrangularme, recuerdes estas diez horas adicionales de felicidad que te doy; velas como un regalo que yo ya no tendré.

Paloma Valenzuela Vera, 38 años,
Puente Alto .

Ilustración: David Hechenleitner.