CEMENTERIO

Talento Joven

Vivía en una casa chubi, ahí cerca de avenida Grecia. Era de esos cabros a los que les gusta aparentar. Su pieza era pequeña, con una puerta demasiado grande en comparación con el interior, tan pequeña que el humo de los cigarros se pegaba a los pliegues de la agrietada pared y no te permitía poner un pie adentro sin romper en un llanto amargo y concentrado. Tenía una polera de los Smiths, pero en su viejo tocadiscos siempre sonaba Soda Stereo. Estaba completamente solo y no tenía dinero para comprar armas. Se llamaba Tomás. Ya no quería llorar.

Diego Urbina, 14 años,
Peñalolén .

Ilustración: Jorge de la Paz.