EL FANTASMA DE FRANKLIN

Mejor Relato de la Memoria

Entre cachureos y olor a anticucho, hay una caseta olvidada. Ahí vive un fantasma que vende piezas imposibles: la perilla de tu tele de los 90, el botón perdido del control remoto, incluso la cinta de un casete con tu canción favorita. Nadie sabe su nombre, pero siempre está. Solo acepta pagos raros: un recuerdo, un olor, una pena. Hoy le llevé la radio vieja de mi abuelo. No prende, pero suena nuestra voz. El fantasma la sintonizó con el pasado. En Franklin, los muertos no descansan. Reparan lo que el tiempo rompe, a cambio de un poco de memoria.

Sarai León Céspedes, 22 años, Lo Espejo.

Ilustración:  Fernanda Yáñez.